Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
José Martí
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Esto es una prueba con mi alumno Pichón, le estoy enseñando un poquito a administrar un blog.
jueves, 17 de julio de 2008
Rosa Blanca
Publicado por Sin Corazón Etiquetas: rosa blanca, white rose
miércoles, 16 de julio de 2008
Nuestro Vicino
El siguiente texto fue extraido de la página www.eluniversal.com
espero que les guste, habla del Pintor y el cuadro referido en el libro
DE LORENZO LOTTO, EL PINTOR QUE PARECIERA NO HABER EXISTIDO NUNCA
El joven de
Ni siquiera la muerte libró a Lorenzo Lotto del olvido y la indiferencia. La errancia y la soledad que acompañaran en vida al pintor veneciano, llamado "la flor más rara del Renacimiento", parecieran haber signado su obra: más de trescientos años sumida en el silencio. Sin embargo, una vez descubierta al espectador por Berenson, a través de una monografía publicada en 1895, no ha cesado de encontrar entusiasmados seguidores, como Marina Gasparini, quien queda atrapada en la mirada triste del joven, de nombre desconocido, cuyo retrato reposa en
Con la llegada del otoño Venezia recupera su intimidad. Los cielos blancos, el acqua alta y la llovizna persistente, nos sumergen en una ciudad que se repliega sobre sí misma. Con el verano todavía a las espaldas y la neblina en el horizonte, vemos cómo la nueva estación comienza a hacer su entrada. El día se hace más corto y la luz menos hiriente. La niebla arropa a
En
Hay quienes consideran a Lorenzo Lotto uno de los pintores más complejos del Renacimiento. Su vida solitaria, melancólica y en permanente mudanza contribuyó con esa complejidad. Así, él le imprime a su pintura la extrañeza que ofrece mirar el mundo desde una sostenida errancia y una prolongada soledad. Si en vida nadie dijo una palabra que lo enalteciera, después de su muerte, sólo el silencio y la ingratitud hablaron de él. Olvido e indiferencia lo acompañaron por más de trescientos años. Y es a Bernard Berenson a quien le debemos el descubrimiento del pintor veneciano. La palabra es la justa. En su monografía sobre Lotto, publicada en 1895, Berenson nos descubrió el arte de este pintor que pareciera no haber existido nunca.
Lorenzo Lotto nació en Venezia alrededor de 1480. Es aproximadamente tres años menor que Giorgione y alrededor de diez años mayor que Tiziano. Pero mientras estos dos llegaron a
Los retratos de Lorenzo Lotto han sido comparados reiteradamente con los de Tiziano. A pesar de la contemporaneidad, de tener conocidos comunes como Aretino y haberse topado eventualmente en Venezia, no es fácil encontrar puntos de referencia para establecer esa afinidad. Lotto retrata personajes que no pertenecen al poder y a la nobleza de los retratados por Tiziano. Y mientras Tiziano pinta la arrogancia y la satisfacción personal de los poderosos, Lotto retrata las inseguridades y el desconcierto del hombre. Los personajes de Lotto no hacen la historia; ellos tienen suficiente con la suya propia.
Dicen que el joven de
Por los ojos nos llega el desconcierto. Tanto, que es difícil no recordar cómo Malte Laurids Brigge entrenó su nueva visión. Para aprehender lo que veía, el personaje de Rilke describió y enumeró lo que tenía ante sí. La descripción hizo más amable y menos extraño el miedo que lo sofocaba. "He visto. He visto…", dice Malte. Y cómo no acordarse de las palabras de Panofsky cuando afirma que toda lectura iconográfica comienza con la descripción de la imagen. ¿Qué vemos? Esa es la pregunta que se nos deja en las manos. La respuesta está en nuestros ojos. Toda lectura de imágenes comienza por una mirada: la nuestra. Aprender a ver es contar de nuevo las historias que siempre se han narrado. Siempre las mismas. Siempre distintas. La diferencia entre ellas está en los ojos que ven; en el alma de quien cuenta. Ver es entrar en las imágenes y salir de ellas con las primeras
palabras de un cuento que escuchamos en el silencio de unos ojos sin brillo.
Todo rostro cuenta una historia. Y en el joven de
Lorenzo Lotto entra en la habitación del muchacho interrumpiendo su lectura. ¿Acaso entró sin ser anunciado? El joven levanta la vista del libro, mientras, sus dedos continúan hojeando las páginas del volumen abierto que tiene entre las manos. El retrato recuerda esas fotos tomadas para marcar un momento de la vida: entre un antes y un después, unos ojos que dejan entrever fragmentos sospechados de experiencias vividas. Entre lo que queda a las espaldas y lo que todavía no se ve con claridad, el retrato de una mirada y muchas incertidumbres.
La palidez del joven contrasta con la oscuridad que lo viste y rodea. Su rostro es tan blanco que parece de cera. Sin embargo, la expresividad de las facciones nos aleja de la mascarilla funeraria que dio origen al arte del retrato. En sus rasgos demacrados vemos la imagen de una nostalgia que vive en el recuerdo del amante. En los pétalos, la rosa que continúa viviendo después de muerta. "El decidido caer de los pétalos / suena en el borde de la chimenea como un tímido aplauso. / ¿Aplauden al tiempo, que tan tiernamente las mata? /… / Mira, las más encendidas se han ennegrecido, / y la palidez se apoderó de las más pálidas. /" (Rilke).
La luz del retrato no entra por la ventana que está a las espaldas del muchacho. Son los blancos los que le dan al cuadro una luminosidad fría, casi espectral, que profundiza el melancólico misterio del desconocido. Y es justamente en estos blancos que vemos el segundo triángulo dentro de la obra. En la base, la diagonal que va de las manos y los puños de la camisa blanca pasando por las páginas del libro abierto, en el vértice, la palidez del rostro del joven. El diálogo entre el libro y el rostro y la metáfora del rostro como libro es uno de los motivos clásicos de la tradición literaria: "Tu rostro, mi señor, es como un libro donde el hombre / puede leer extrañas cosas" (Shakespeare). El muchacho que lee es el mismo en el que nosotros leemos. En un lugar conocido de Venezia veo en unos ojos que llevo muy dentro de mí.
Publicado por Sin Corazón Etiquetas: Bomarzo, Lorenzo Lotto, Vicino
martes, 15 de julio de 2008
Volar - To fly
Pies... pa' qué los quiero si tengo alas para volar.
Feet... for what reason I want them if I have wings to fly.
Publicado por Sin Corazón